Por Eliana Amor
En su última novela, titulada “El secreto y las voces”, Carlos Gamerro aborda desde la ficción un real que con relatos se intenta cubrir. Su protagonista, Fefe, que de niño ha pasado añorados veranos en Malihuel, el pueblo de sus abuelos, regresa luego de 20 años, con la excusa de escribir una novela sobre la desaparición del periodista local Darío Ezcurra, quien escribía en un periódico titulado: “La Chicharra: Una voz de alerta para los problemas de la comunidad”.
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| Carlos Gamerro "El secreto y las voces" |
Fefe, irá en busca de aquello que aún continúa silenciado. La sorpresa será que lejos de encontrarse con silencios, los habitantes del pueblo parecen tener una imperiosa necesidad de hablar. Así, las voces reconstruyen el crimen, armando un relato popular no sin las fisuras propias de una narración fragmentada por una multitud de “varidades” que revelan poco del hecho real de la desaparición y mucho mas del propio fantasma de quien habla, puesto que ninguno es un mero espectador.
Las distintas versiones recrean los discursos propios de los tiempos de la última dictadura militar, “algo debe haber hecho”… “se las buscó”….
Aparecen entremezclados intereses de otros órdenes, complicidades y negocios con fines económicos y políticos. Algunos dirán: “se sacrificó para salvar a un pueblo”… “no se podía permitir que boicoteara a quien nos da trabajo a todos nosotros”.
Y lo más desgarrador, las miserias de los ciudadanos comunes, los amigos, los vecinos, quienes develarán su parte en el asunto, al mismo tiempo que intenten borrarla en frases como: “al final no le avisé de la vergüenza que me daba enfrentarlo… porque ya era tarde”… “el comisario quería hacer caer a alguien mas… si hablábamos éramos boleta nosotros… a él ya se la tenían jurada”… “si se lo decía, Darío iba a pensar que era otra de mis estrategias para conquistarlo”. De este modo, algo de la novela privada de cada quien vela un hecho silenciado aunque sabido por todo el pueblo.
Es así que en un pequeño pueblo con olor a pan por las madrugadas y aire fresco por las noches, con reuniones en las veredas y asados del domingo, con una inmensa laguna y un festival improvisado con fines de distracción, se lleva a cabo lo que los relatos cuentan sin nombrar, lo que se silencia en las múltiples voces anónimas y familiares a la vez: el secuestro seguido de muerte y desaparición de Darío Ezcurra en febrero de 1977.
Refiere uno de los habitantes: “Antes de tomar la decisión, el comisario lo consultó con todo el pueblo. Casa por casa fue, preguntando si estaban de acuerdo con que lo liquidara a Ezcurra”. Cada vez, este pueblo familiar, íntimo y confidencial se torna espantoso, trágico, sospechoso. Se hace difícil discernir quienes son los inocentes. Y esto es lo que da el tono más siniestro a cada uno de los relatos.
La novela muestra como no sólo los cuerpos desaparecidos han sido objeto de manipulación perversa, sino que también los cuerpos de los habitantes han sido moldeados por ese mismo discurso. Ellos también han sido tocados por un orden subvertido, en el que no se considera delito la privación de la vida.
Frente al horror, se construyen ficciones que van variando de acuerdo a las políticas de la época y al trabajo elaborativo que permite el tiempo para poder hablar de ese real. Sin embargo, aún 20 años después, los habitantes de Malihuel, encuentran “razones” para narrar lo sucedido sin que la piel se les crispe, emergiendo como efectos de un discurso perverso. Productos de un discurso que induce a la sumisión se han vuelto agentes ellos mismos, al decidir callar, avalar u ocultar.
Sabemos que para el psicoanálisis no hay sujetos inocentes y que se es responsable no sólo de no querer saber, sino también de lo “no sabido”. ¿Cuál es la responsabilidad del pueblo cuando se desarman las tajantes dicotomías victimas – victimarios, ó “todos sabían” – “nadie sabía nada”?. Esta obra literaria se esfuerza en mostrar que en Malihuel todos eran responsables. Una vez más, el arte, muestra de modo privilegiado la dimensión del inconsciente.
Referencias bibliográficas
- Freud, S. Lo Siniestro. Ediciones Noé. Bs. As. 1973.
- Foucault, M. Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber. Siglo veintiuno editores, 2010.
- Gamerro, C. El secreto y las voces. Edhasa, Bs. As., 2011
- Miller, J.-A. Extimidad, Paidós, Bs. As. 2010.
Trabajo presentado el 01/10/11 en Escuela de la Orientación Lacaniana en ocasión de: IV Jornada de Departamento Enlaces: BORDES ENTRE LO PÚBLICO Y LO PRIVADO.
Aparecen entremezclados intereses de otros órdenes, complicidades y negocios con fines económicos y políticos. Algunos dirán: “se sacrificó para salvar a un pueblo”… “no se podía permitir que boicoteara a quien nos da trabajo a todos nosotros”.
Y lo más desgarrador, las miserias de los ciudadanos comunes, los amigos, los vecinos, quienes develarán su parte en el asunto, al mismo tiempo que intenten borrarla en frases como: “al final no le avisé de la vergüenza que me daba enfrentarlo… porque ya era tarde”… “el comisario quería hacer caer a alguien mas… si hablábamos éramos boleta nosotros… a él ya se la tenían jurada”… “si se lo decía, Darío iba a pensar que era otra de mis estrategias para conquistarlo”. De este modo, algo de la novela privada de cada quien vela un hecho silenciado aunque sabido por todo el pueblo.
Es así que en un pequeño pueblo con olor a pan por las madrugadas y aire fresco por las noches, con reuniones en las veredas y asados del domingo, con una inmensa laguna y un festival improvisado con fines de distracción, se lleva a cabo lo que los relatos cuentan sin nombrar, lo que se silencia en las múltiples voces anónimas y familiares a la vez: el secuestro seguido de muerte y desaparición de Darío Ezcurra en febrero de 1977.
Refiere uno de los habitantes: “Antes de tomar la decisión, el comisario lo consultó con todo el pueblo. Casa por casa fue, preguntando si estaban de acuerdo con que lo liquidara a Ezcurra”. Cada vez, este pueblo familiar, íntimo y confidencial se torna espantoso, trágico, sospechoso. Se hace difícil discernir quienes son los inocentes. Y esto es lo que da el tono más siniestro a cada uno de los relatos.
La novela muestra como no sólo los cuerpos desaparecidos han sido objeto de manipulación perversa, sino que también los cuerpos de los habitantes han sido moldeados por ese mismo discurso. Ellos también han sido tocados por un orden subvertido, en el que no se considera delito la privación de la vida.
Frente al horror, se construyen ficciones que van variando de acuerdo a las políticas de la época y al trabajo elaborativo que permite el tiempo para poder hablar de ese real. Sin embargo, aún 20 años después, los habitantes de Malihuel, encuentran “razones” para narrar lo sucedido sin que la piel se les crispe, emergiendo como efectos de un discurso perverso. Productos de un discurso que induce a la sumisión se han vuelto agentes ellos mismos, al decidir callar, avalar u ocultar.
Sabemos que para el psicoanálisis no hay sujetos inocentes y que se es responsable no sólo de no querer saber, sino también de lo “no sabido”. ¿Cuál es la responsabilidad del pueblo cuando se desarman las tajantes dicotomías victimas – victimarios, ó “todos sabían” – “nadie sabía nada”?. Esta obra literaria se esfuerza en mostrar que en Malihuel todos eran responsables. Una vez más, el arte, muestra de modo privilegiado la dimensión del inconsciente.
Referencias bibliográficas
- Freud, S. Lo Siniestro. Ediciones Noé. Bs. As. 1973.
- Foucault, M. Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber. Siglo veintiuno editores, 2010.
- Gamerro, C. El secreto y las voces. Edhasa, Bs. As., 2011
- Miller, J.-A. Extimidad, Paidós, Bs. As. 2010.
Trabajo presentado el 01/10/11 en Escuela de la Orientación Lacaniana en ocasión de: IV Jornada de Departamento Enlaces: BORDES ENTRE LO PÚBLICO Y LO PRIVADO.
Me parece muy bueno el comentario que hace Eliana. Leí la novela de Gamerro y me transmitió esa sensación de incertidumbre que produce escuchar el discurso desimplicado de aquellos para los que la dictadura fue un mero hecho histórico. Tal como es subrayado en el comentario, es fundamental apuntar a la responsabilidad del sujeto. Saludos. Gerardo
ResponderEliminarQué bueno leer este tipo de comentario literario! mucho más cuando estamos movilizados por la fecha que se avecina...
ResponderEliminarHasta ahora no leí nada de Gamerro pero ya estaré contactandome con sus libros! Gracias!
Geraldine Masias