Acerca de la Musicoterapia

Por Leandro Bernis

La música y el sonido nos acompañan durante toda nuestra vida. Desde que nacemos por medio de canciones de cuna y posteriormente cuando vamos adquiriendo nuestra identidad sonora.

La Musicoterapia ubica su accionar dentro del campo de la Salud y nos compromete como Musicoterapeutas en el desarrollo del marco conceptual propio que nos representa y que fundamenta su práctica.

Es por ello que el hacer y la eficacia de la Musicoterapia residen en la utilización del sonido, la música, la voz, los instrumentos musicales y todas las formas rítmicas y sonoras manifestadas y/o percibidas a través del cuerpo, los objetos y los medios analógicos y digitales de producción, reproducción, edición y comunicación como herramientas para inaugurar una nueva forma de interrelación o vínculo. Estas herramientas comenzarán a cobrar sentido a medida que sean investidas por los pacientes, al igual que como sucede con la figura del Musicoterapeuta.


El objetivo de un espacio de Musicoterapia será entonces que estos nuevos modos de vinculación sean extrapolados por el sujeto hacia su quehacer cotidiano en su relación con los otros, con los objetos y consigo mismo.


Se propone convocar el deseo del paciente al poner en juego nuestro propio deseo, generar un discurso indirecto donde si el sujeto da una señal de que algo de lo que nosotros le mostramos lo despertó, lo conectó, le interesó, podamos entonces nosotros seguirlo a él y hacernos guiar por él. Es característico del discurso del arte el ser un discurso abierto, un discurso que convoca a que haya un interlocutor, no un discurso de un saber cerrado sino de múltiples posibilidades de expresión. Es desde esas múltiples posibilidades de expresión desde donde podemos convocar al sujeto y que no se sienta amenazado, perseguido, ni demandado.


Por otro lado contamos con las herramientas fundamentales de la clínica, la observación y escucha de la singularidad del paciente, la interpretación y entendimiento de cual es su problemática de base y la intervención desde el diagnóstico elaborado en base a esa observación e interpretación de los hechos, para investigar y conceptualizar la práctica clínica; siempre teniendo en cuenta que el sujeto es un ser único e irrepetible, razón por la cual, se respetará la singularidad de cada individuo.


El discurso sonoro de cada persona representa un saber inconsciente: ¿Qué cantamos? ¿Por qué cantamos? ¿Por qué no cantamos? Estas cuestiones, mediante un vínculo terapéutico, pueden llevar a un sujeto a encontrar las causas de su malestar y abrir los caminos necesarios para acceder a la salud y al deseo.